Lolita Flores no puede evitar las lágrimas al dedicarle unas palabras a Joan Manuel Serrat

Ficha técnica


Fecha 26/02/2025
Parte 1
Duración 00:08:47
Sonido Totales
Edición Editado
Localización Barcelona
Firma Europa Press

Lolita Flores no puede evitar las lágrimas al dedicarle unas palabras a Joan Manuel Serrat durante un homenaje del gremi de restauració de Barcelona al artista. "Lloro porque te quiero, porque te adoro, porque me has enseñado a pisar fuerte en este mundo de la farándula. Porque me has enseñado, a través de tus canciones, a llorar y a reír. Porque me he enamorado contigo, de ti y de otros. Y porque para mí eres mi referente y eres ese hermano mayor que tengo aquí en Cataluña y que llevaré siempre en mi corazón" reconocía Lolita entre lágrimas. En cuanto a qué ha significado Serrat para ella en su vida, comenta: "con él aprendí a saber quién eran los buenos, los malos y los regulares en política. Con él aprendí las drogas que había que tocar y las que nunca había que tocar. Con él aprendí a saber hacer versos octosílabos y cuáles eran las palabras esdrújulas y las que no lo eran. Con él aprendí a que tenía que tener cuidado de mi hermano el día que murió mi madre" a lo que añade: "recibí una llamada de él y me dijo, lo único que te digo es que tengas cuidado con él, porque no sé si él lo va a soportar. Y así fue. Él fue el primero que me puso en aviso". Encantada con el teatro, lolita no piensa en volver a cantar: "ya no canto. Primero porque ya no tengo muchas ganas. La voz me cambia porque soy fumadora. Según me dijeron el otro día en un análisis que me hicieron, padezco de tabaquismo. De algo hay que padecer. Y entonces no me apetece cantar. Llevo cantando 50 años y ya 16 años en el teatro" y añadía: "no sé si volveré a cantar. No sé si me dará otra vez la ilusión por volver a subirme a un escenario. La industria musical me quitó las ganas, también tengo que decirlo. Me cerraron la puerta en mi cara y la industria de la actuación, del teatro, de las series, de la televisión, me las abrió de par en par". Discurso de Lolita Flores: "Estoy nerviosísima, que lo sepáis. Y las gafas me las pongo porque de lejos no veo. De cerca sí, pero de lejos no. No sé por dónde empezar ni por dónde terminar. Cuando yo conocí al señor Serrat, tenía 12 años, 13, me fui a verlo al Palacio de la Música, que hacía un concierto allí, me pinté como una puerta, me sentaron en el palco con tu madre, me acuerdo divinamente, y ese día descubrí no solamente su música, su aspecto que era guapísimo, sigue estando guapísimo, su manera de decir las cosas. Yo siempre he dicho que para mí es el poeta, uno de los poetas de este siglo, además de ser un sabio, por lo menos para mí. Con él compartí a partir de ese momento, por la amistad que tenía con mi padre, con mi madre, aunque mi madre nunca dijo su nombre bien, siempre le dijo José Manuel Serrat. Pero lo adoraba y así lo demostró el día de su homenaje, cuando Serrat le cantó Pena, penita, pena. A partir de ese momento, como digo mi vida empezó a crecer y creció con las canciones, con los discos en catalán de Serrat, al que yo le decía a mi padre que me tradujera, y mi padre me decía que no podía, porque él, como gitano catalán, de gracia, pues hablaba un catalán a su manera, y no era el catalán, había palabras en catalán que él escribía, muy bien escritas, que mi padre decía, ay, no puedo, me decía el gitano. Y entonces yo empecé a empezar, me compré incluso un diccionario de catalán para descifrar qué era Conillet de Bellut, El Meucarré, Parábolas de amor, canciones que luego yo he cantado. El Meucarré la canté en un maratón. (Hola. No, si los teléfonos no fallan nunca, oye. Me suba el escenario. Yo no sé cómo lo hago) Total, que gracias a eso empecé a traducir y empecé a enterarme de las cosas que él decía. Luego, con la edad, cuando él iba a Marbella, me invitaba a comer a la playa, me fui un día de la playa corriendo al Tívoli de Marbella, con las zapatillas llenas de tierra, y salí a cantar así porque no me dio tiempo a cambiarme, me cambié a la tercera canción, porque mi pasión por él, lo único que lo único que quería era estar con él y aprender de él. Con él aprendí a saber quién eran los buenos, los malos y los regulares en política. Con él aprendí las drogas que había que tocar y las que nunca había que tocar. Con él aprendí a saber hacer versos octosílabos y cuáles eran las palabras esdrújulas y las que no lo eran. Con él aprendí a que tenía que tener cuidado de mi hermano el día que murió mi madre, porque fue la primera llamada que yo recibí sentada en la escalera, esperando que mi hermano viniera de Barcelona, de perdón, de Málaga. Y recibí una llamada de él y me dijo, lo único que te digo es que tengas cuidado con él, porque no sé si él lo va a soportar. Y así fue. Él fue el primero que me puso en aviso. Él fue el que me llamó a las 9 de la mañana. A las 2 de la mañana, un día, a mi casa, que me mandó un mensaje y me dijo, porque me llamaban al teléfono un número que yo no conocía y yo los números que no conozco, como debo dinero a sitios y eso, pues no suelo coger el teléfono. Y entonces me llamó, me escribió un mensaje y me dijo, coge el teléfono, que soy Serrat. Y le contesté yo, ¿pero el Serrat, Serrat? Y me dijo, sí, el Serrat. Y entonces me llamó, porque a mí me habían mandado un libreto, Joan Ojed, que era La plaza del diamante, La plaza del diamante, de Mercé, rudureda. Si lo digo en catalán me sale bien, si lo digo en castellano, no. Y yo estaba ahí que no sabía qué hacerlo, era el primer monólogo que yo hacía, serio, en un teatro. Tenía mucho miedo. Y entonces él, como me conoce muy bien desde hace muchos años, me dijo, ¿todavía te lo estás pensando? Y le dije, sí, Joan, todavía me lo estoy pensando. No te lo pienses más. Y al otro día dije que sí. Y al otro día de decir que sí, mi vida cambió, dejé la música, dejé de hacer canciones como las hacía él, porque me inspiraba en lo que él escribía para inspirarme yo misma y hacer, ha sido como mi muso, ¿no?, por decirlo de alguna manera. Y empecé a hacer teatro gracias a Joan Manuel Serrat y gracias a La plaza del diamante me cambió mi vida. Ahora sigo haciendo teatro. Ya no canto. Primero porque ya no tengo muchas ganas. La voz me cambia porque soy fumadora. Según me dijeron el otro día en un análisis que me hicieron, padezco de tabaquismo. De algo hay que padecer. Y entonces no me apetece cantar. Llevo cantando 50 años y ya 16 años en el teatro. Voy a seguir haciendo teatro. No sé si volveré a cantar. No sé si me dará otra vez la ilusión por volver a subirme a un escenario. La industria musical me quitó las ganas, también tengo que decirlo. Me cerraron la puerta en mi cara y la industria de la actuación, del teatro, de las series, de la televisión, me las abrió de par en par. Y sobre todo esta tierra, porque aquí he venido a hacer películas, he venido a hacer teatro. Tengo Tu cara me suena desde hace 8 años, que la hago aquí también en Barcelona. Es decir, que Barcelona es como un remanente y un remitente y un totalmente aquí lo hago todo. De hecho, empiezo una película el día 4 de marzo y el día 4 de marzo también hago Tu cara me suena, pero también lo hago en Barcelona. (Se emociona) Así que nada, decirles que es un placer estar aquí, que sabes que te adoro. A ti, a Candela, a tus hijas, porque las he visto muy pequeñas, aunque no las he tratado mucho. No me quiero emocionar, pero al final, cuando llegamos a una edad, nos volvemos tontas y sensibles. Y yo lloro. Lloro porque te quiero, porque te adoro, porque me has enseñado a pisar fuerte en este mundo de la farándula. Porque me has enseñado, a través de tus canciones, a llorar y a reír. Porque me he enamorado contigo, de ti y de otros. Y porque para mí eres mi referente y eres ese hermano mayor que tengo aquí en Cataluña y que llevaré siempre en mi corazón. Gracias".

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