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PARTE 3_Ayuntamiento de Sevilla entrega 30 medallas de la ciudad para celebrar el patrón

Ficha técnica


Fecha 30/05/2025
Parte 1
Duración 00:12:06
Sonido Totales y Ambiente
Edición Editado
Localización Sevilla
Firma Europa Press

Victorio & Lucchino, Jesús Navas, Pastora Soler y Carlos Herrera entre los galardonados con la medalla de Sevilla 2025, en el día de San Fernando. El acto fue presentado por Manu Sánchez. Entre el público, el marido de Pastora Soler y su hija pequeña, Vega. PARTE 3 Video e de Jesús Navas diciendo unas palabras y con imágenes de su carrera Imágenes de Manu presentado la medalla a Jesús Navas: "récord de partidos con la camiseta en el violencia, de lobo humilde y leal. Su carrera es un canto de amor al escudo y a la tierra que volvió a crecer, los palacios, Sevilla, esta medalla lo consagra como leyenda, ya lo es, con raíces profundas en el ceste y un corazón rojo y blanco. Y además es un tipo extraordinario, es una alma pura, maravillosa, extraordinaria, es el amigo perfecto y esta es Sevilla. Te quiero, amigo, a tus pies, en su nava. ¡Un aplauso para el hombre de Sevilla! ¡Un aplauso para el hombre de Sevilla! ¡Un aplauso para el hombre de Sevilla!" Imágenes de Manu dando a conocer la medalla a título póstumo: "Entrega la distinción de hijo predilecto del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz. La recoge su hija, doña Verónica. Imágenes de Manu presentado la medalla a Carlos Herrera: "olor a lo nuestro, tratando temas trascendentales como finales polacas y la alergia a la alergia. Él es licenciado en medicina. Él es don Carlos Herrera Cuchet, hijo autivo de Sevilla. Él es licenciado en medicina, como decía, pero ejerce de cirujano de la palabra. Es la voz matinal que despierta a millones de oyentes desde Cope, Sevilla. Entre muchos otros, cinco premios Honda, tres antenas de oro, dos doctorados honoris causa y una vida escribiendo y narrando la actualidad con un acento sevillano. Pregonero de la Semana Santa y embajador de la ciudad, nos mandó a la gloria y recibe hoy la medalla que le reconoce su fidelidad radiofónica y vital a esta tierra. Antes de seguir, os pido un instante que considero necesario y que quiero compartir, porque me nace resaltado. Es un referente por muchas cosas, pero sobre todo por una. Hace información desde aquí y mosquea a mucha gente, haciendo algo que todos hacen, hablar de su realidad para el resto de España. Cuando arranca su tarde de las ocho y habla del patio del Betis de la noche pasada, o de que ya huele a azahar en la calle Ríoja, a muchos les extraña que lo hagan hablando para el resto de España. Pero recuerden, es justo lo que cada día hace a cientos, a miles, el resto de España" Imágenes de Carlós Herrera recogiendo la medalla Imágenes de Carlos Herrera diciendo unas palabras: ". En nombre de todos los que esta mañana hemos sido asajados por cortesía del Ayuntamiento de Sevilla, y pongo de ocho minutos para dar las gracias por habernos juntado a unos y otros sobre las tablas de esta edad. No es correcto hablar fundamentalmente de monismos, pero si me veo obligado por menalizar la emoción que siente este cuerpo espinzadísimo, por otra parte, por sentirse adoptado a esta edad, ¿qué os voy a quitar? Si Sevilla y yo iniciamos una historia de monos más de cuarenta y cinco años, y los adoptamos, aquí nacieron mis hijos y aspiro a que en no mucho tardar también lo hagan mis nietos. Pero dejad que recuerde algo que dije una vez, no digáis que me lo gané, porque merece la pena. Yo tuve a la Macarena sostenida por el tal, si me faltara un detalle para sentirme, para sentiros hermanos, miradme aquí en estas manos, ¿dónde la muerte fue? Después de que darla a ella, ¿fue de aquí o no, Sevilla? Y siguiendo, voy a contar mi nombre al de mi inolvidable hermano Rodrival, hijo predilecto que nos dejó una perennia lágrima de seda, seda de la medalla, por favor, ya que todos los que le conocimos lo hicimos. Celebramos todos estar en compañía de la familia del gran alcalde y mejor persona que ha sido día, Alfredo Sánchez Monteserín, al que Sevilla le reconoce hoy su dedicación infalcable a mejorar la vida de todos nosotros durante tantos años. Todos los premiados en esta ceremonia celebrada en el día de nuestro patrón, tan festivo, San Fernando, coincidimos, con todos los matices que nos puedan diferenciar, en un ámbito común, amor a este conjunto de anhelos que es nuestra ciudad de Sevilla. Cada uno expresado en su quehacer, en la canción de Pastor Solero, en los trazos de creación de José Víctor y José Luis, en el señorío de Rafael Julián, en el buen gusto y la pasión por conservar y crear de mi querida ciudad de Sevilla.En el empuje empresarial de Paco Herrero, en la perseverancia sabrosa de Casa Morales, en el ala de un sombrero de Fernández Rocha, en los servicios ambientales de la empresa de Agiotis, en el sonido legendario del Ávila-Sevilla, sonido de Sevilla donde uno tuvo gusto de aumentar su carrera, en un regate de Jesús Navas, en una intervención pirúrgica del maestro y prodigioso Profesor Salazar. En un paseo relajado por el Museo de Bellas Artes, en el revuelo de Pelispo de Merce Meralda, en la fraternidad permanente de la Casa de Extremadura, en la lucha por los derechos del pueblo gitano de Ceparabarca, en la pasión por enseñar el esporte técnico, en la transformación social y la promoción humana de la institución terciana, en la noche del viernes de pasión, allá en Gallópolis, de la hermandad de la misión, en la del lunes santo de aguas y de inspiración de la hermandad del Museo, en todas las iniciativas sociales y económicas de Caja Rural del Sur, en los revuelos cofrados de Paco Herrero, en la atención integrable a las personas con VIH de la Asociación Hadara, en los esfuerzos por mejorar la vida de pacientes de cáncer de pulsera rosa, en la fuerza colectiva para con lo más desfavorecido que desarrolla la vida, y queridísima muerte. En la Secretaría General de Asilio del Encofrado de don Antonio Ríos, en cada uno de los deliciosos cuentos de rosa argentina, en todas las labores sociales de la Comunidad de Pino Montano, con la conciencia sindical del indio de A. La ciudad es un compromiso coloquial y también coexcepcional. La ciudad hace los diferentes empujes individuales de su gente. Se hace si va cantándola, alimentándola, pregonándola, curándola o vistiéndola. Se hace si va en el callado sacrificio en los amaneceres o en la calia caída del sol escondiéndose tras el ala. Perú la tras policía.Y en una cemia también. En la limpieza de sus calas o en las obras interminables. Ahí se irá y ahí se iría a los corazones de los hombres y mujeres que se van. Y en los corazones de los hombres y mujeres que vienen. Como se vino este humilde exaltador. Como quien viene a la tierra prometida y la tierra prometida le dice pasa porque al fondo existe. Sevilla es un estado del espíritu, una insoñación inasible. Nunca sé si es del todo una realidad o en cambio resulta más la plastificación incompleta de nuestros deseos. Es una oración, un manojo de poemas, un laberinto de ausencias y un inaudible caudal de recuerdos insospechados. Sevilla se exclama en verso barroco. Es una palabra de alegría. Un tiempo y un sabor salado de la vida. Un suspiro escondido entre metáforas. Un río de prosa lenta. Unas azoteas por las que tropieza el sol de las amanecidas. Sevilla no es solo lo que se ve, también es lo que se ha soñado, probablemente nunca ha sido. Sevilla es lo que se celebra, poesía antes que geografía y sentimiento antes que palabra. Y es formidable alevadora de espíritus necesitados de rayo cambio, no tanto para ganarse el futuro, sino para ganarse el pasado. Esta Sevilla nuestra a veces entregada como una amante desbocada, a veces esquiva como una adolescente vergonzosa, protagonizó algún momento íntimamente emocionante para mí hace veinte años. Siempre donde la semana pasada me he permitido rescatar un pequeño párrafo de espejo de su pez. Iba a ir a llover el árbol de hojas lentas por el que se devuelve la tarde. A mojar mis dedos en el agua bendita con la que sentimos. A cargarme como tú, con el aroma de las hojas y a beberme la sal de tu llanto. A mecerme al cobijo de ese viento tuyo que arrastra su banderilla de o. Soñaba con tomarte de la cintura y pasearte a la antigua con el paso pegajoso de los velanes. Soñaba con acariciarte esos labios con los que modulas el alníbar de tu acento. Soñaba el auroro de tu mirada mientras se le dibujaba el día tras la ventana de las cosas. Iba a encontrarte en el fondo de los ojos de la candelabra. Soñaba, mi amor, con presentarte a mis padres y a mis amigos y al mundo entero y después echar a correr gritando tu nombre por los callejones del amor. Fue entonces cuando supe que había nacido en ti, que ya nada tendría sentido sin ti. Que solo con el favor de una mirada yo podría construir todo un búfalo de rosas. Que de oro que desaparecería tanta ceniza acumulada. Soy, mi amor, lo que queda de una v, el vaivén de tibias manos en la cuna, ese gozo que cabe en tu ragazza cuando un niño está besándote a tu madre. Soy un hombre feliz porque te amo, porque espero que tu entraña se distraiga, e ir sembrando piedamente, tramo a tramo, tanto modo, recriando mi palabra. No me mueve más la risa que el lamento, ni a ti la multitud, una cuadrilla. Tesoro, te es bastante, te da aliento. Soy la sombra, tú la luz, eres el semilla. Gracias"

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