Consuelo Berlanga, sacando fuerzas tras el fallecimiento de su marido

Ficha técnica


Fecha 16/11/2024
Parte 1
Duración 00:03:35
Sonido Totales
Edición Editado
Localización Madrid
Firma Europa Press

Consuelo Berlanga, saca fuerzas tras el fallecimiento de su marido, Ricardo Pita: "bien, bien, bien, bien, dando pasitos. Esto es poquito a poco, poquito a poco. Pero bueno, a ver, yo he tenido a mi lado un disfrutón, a alguien que se comía la vida, me ha enseñado a amar la vida, y yo sigo por él, o sea, todo lo hago por él, porque sé que él quiere que yo siga". Explica que está arropada porque tiene a su lado: "a mi hijo, a mis hermanas, que me están apoyando mucho. Sí, pero yo estoy, no, yo soy más fuerte de lo que pensaba, fíjate. Sí, sí, sí, sí, yo creía que no iba a poder con esta historia, y me estoy dando cuenta de que sí puedo, de que podemos". Recuerda a su marido diciendo: "claro, yo estaba al lado de una persona que amaba todo lo que hacía, disfrutaba de todos los momentos, quería. O sea, a mí me da rabia, porque me da rabia que gente que se aferra a la vida, que le gusta vivir, que disfruta de la vida, se vaya, y gente que a lo mejor, pues porque está mal, no hay que estar mal, o sea, uno tiene que tirar para adelante. Y gente que dice, yo no quiero vivir, digo, ¿pero cómo puede decir alguien que no quiere? Bueno, cada uno es muy libre de ver las cosas como quiera, ¿no? Pero es difícil que alguien no ame la vida, hay mejor... De momento esto es lo que tenemos, y esto, hay que empaparse de esto. Luego no sabemos, pero esto sí sabemos". Acude por sorpresa a la presentación del libro de nieve herrero 'Luna roja'. Este tema es en exclusiva Total Consuelo Berlanga: - Bueno, Consuelo. - Buenas, ¿qué tal? - Nieves Herrero, ¿cómo no va a venir Consuelo Berlanga a apoyar a su amiga siempre - Pues vengo por ella, porque en fin, en el momento es complicado para mí. Pero creo que Nieves se lo merece. Otras veces no he podido, ha coincidido que estaba afuera, y no he podido darle un achuchón en otras presentaciones, pero en esta digo, a ver, es que no, sí, no puedo decirle que no. - Se habrá puesto contentísima. - Sí, sí, sí, pero un poco más y no entro, porque es que lo hace todo tan bien, tiene tanta gente que la quiere, que tiene el aforo completo y hay cola abajo de gente que no puede entrar, y yo he dicho, por favor, voy a darle un beso nada más, que es una sorpresa para ella, que no le he dicho que venía. - Pues te vamos a hacer un hueco seguro. - Me ha puesto muchos, muchos mensajitos, tienes que venir, tienes que venir. - Es como una hermana, sois hermanas. - Ahora no me dejan subir, me da el telele, pero bueno, aquí estoy. - ¿Cómo te encuentras? Qué es lo importante - Bien, bien, bien, bien, dando pasitos. Esto es poquito a poco, poquito a poco. Pero bueno, a ver, yo he tenido a mi lado un disfrutón, a alguien que se comía la vida, me ha enseñado a amar la vida, y yo sigo por él, o sea, todo lo hago por él, porque sé que él quiere que yo siga. - Es difícil, pero tienes también a tu gente, a tus hijos. - A mi hijo, a mis hermanas, que me están apoyando mucho. Sí, pero yo estoy, no, yo soy más fuerte de lo que pensaba, fíjate. Sí, sí, sí, sí, yo creía que no iba a poder con esta historia, y me estoy dando cuenta de que sí puedo, de que podemos. Es complicado, pero pues... - Lo ha enseñado él también, hay que quedarse con esa alegría - Claro, yo estaba al lado de una persona que amaba todo lo que hacía, disfrutaba de todos los momentos, quería. O sea, a mí me da rabia, porque me da rabia que gente que se aferra a la vida, que le gusta vivir, que disfruta de la vida, se vaya, y gente que a lo mejor, pues porque está mal, no hay que estar mal, o sea, uno tiene que tirar para adelante. Y gente que dice, yo no quiero vivir, digo, ¿pero cómo puede decir alguien que no quiere? Bueno, cada uno es muy libre de ver las cosas como quiera, ¿no? Pero es difícil que alguien no ame la vida, hay mejor... De momento esto es lo que tenemos, y esto, hay que empaparse de esto. Luego no sabemos, pero esto sí sabemos. - Es así, al final - Y además con el ejemplo que nos están dejando, por ejemplo, la gente con esta desgracia de la Dana, bueno, estoy mezclando una cosa... Pero es cierto - O sea, hay que situaciones dramáticas que uno tiene que saber gestionar. - Hay unos valencianos, ahora, los malagueños, yo los conozco, porque mi madre era malagueña, o sea, que conozco muy bien. Entonces, la fortaleza que se saca, de momentos tan duros, es la enseñanza que te da la vida. - ¿Cuántos años estuviste con él? ¿Toda una vida? - Treinta y nueve. - Por eso - Pero bueno, esta gente que dices, me he quedado sin nada, pues pierdes lo más grande de tu vida, que es tu familia, ¿no? Y lo pierdes todo, la casa, la vida. Si esa gente es capaz de levantarse un día más, qué fortaleza, ¿eh? - Y las pérdidas, cualquier pérdida, ya sabes, al final son casi cuarenta años. - Sí, sí, sí, sí. - Y ya te acostumbras hasta la costumbre. - Estoy hablándote mucho de tal, que yo... Fíjate. Que no, ¡hombre! ¡Hombre, Carlos! (saluda a un hombre) Mira, tampoco... - Estás encontrando amigos. - No, no, que es que estábamos en la cola, que tampoco podía entrar. - Te lo vas a pasar bien, vas a disfrutar, que es lo que él quería. - Bueno, ahora ya me tengo que poner con Nieves, porque después de hablar contigo a ella la he dejado ahí a la pobre... Ahora ya me tengo que poner con ella. Bueno, muchas gracias. - Gracias a ti, Consuelo. Este tema es en exclusiva

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