Ficha técnica
La Comunidad de Madrid homenajea al torero Manuel Díaz 'El Cordobés'. El diestro destaca que durante su carrera su mayor fin era defender la palabra de su madre: "parte de mi cruzada con torero era como defender la honestidad y la palabra de una madre. En eso me convertí, me convertí en un estandarte de defensa hacia lo más sagrado que puede tener un ser humano, que es una madre o en lo que más puedes confiar en esta vida" y destaca que por experiencia no se puede fiar uno ni de su padre: "porque ni en su padre siquiera puede confiar, que eso lo digo yo, que lo sé de sobra, aunque se haya arreglado todo". Pese a todo destaca que "he podido tener la oportunidad de que un padre reconozca a un hijo. Porque hasta ahora un hijo sí había reconocido a un padre, pero un padre nunca había reconocido a un hijo. Y hoy en día creo que es más importante que yo sea el hijo de 'El Cordobés' que 'El Cordobés' sea mi padre, por lo menos lo que sentimos en familia". Manuel, dedica unas bonitas palabras a su mujer, Virginia Troconis: "gracias a ti he podido culminar mi trayectoria como torero. Sabes que cuando me diagnosticaron que me tenían que poner las prótesis se me vino el mundo encima Tú has estado ahí a mi lado apoyándome y haciendo posible que yo pudiese despedirme del toreo de pie, y como siempre he vivido de pie, sin doblar las rodillas". Díaz, muestra su ideal político y apoya a Isabel Díaz-Ayuso y a su partido: "Presidenta, gracias de corazón. Que viva España, que viva nuestro partido de libertad, que es el que nos apoya y nos ayuda a nosotros, y que viva el toreo". Discurso Manuel Díaz 'El Cordobés': "Buenos días. Yo no he escrito nada, porque es lo más normal en mí, presidenta. Muchísimas gracias a toda la Comunidad de Madrid, a mi buen amigo, compañero de mil fatigas, Miguel Abellán, que me da mucha alegría verte. Sabes que te quiero un montón y de hace muchos años. Pues nada, que os voy a contar, que me hace muchísima, muchísima ilusión estar hoy aquí, que junto a este reconocimiento que me hacéis hoy, creo que el reconocimiento que se une también es el reconocimiento del cariño del público durante todos estos años y el reconocimiento de haber conseguido vivir, vivir en torero. El toreo es una forma de vida. Yo cuando apenas tenía 13 años me puse delante de una becerra por primera vez sin saber ni lo que estaba haciendo. Desde que era muy chiquitito yo tenía noción del toro porque mi abuela Dolores, que en paz descanse, siempre alardeó de que su nieto, su pequeño nieto, era hijo de un gran torero. Yo en aquellos momentos no comprendía ni entendía qué significaba ese hombre o ese nombre en mi vida, ¿no? Pero siempre supe quién era ese hombre. Nunca me lo ocultaron. Yo creo que se lo tengo que agradecer a mi familia, el que nunca me criaron con ninguna vergüenza. Realmente, al contrario, me criaron con orgullo de ser quien soy y de ser hijo de quien soy y llevar la sangre que llevo. Un día, cuando era pequeño, cuando tenía unos 13 años, me colé en el cine de verano de Córdoba. Me salté la tapia con todos los chavales del barrio. Y aquel día, que era en la Plaza de Toros, pues a mí lo que menos me importó fue la película que estaban pasando en aquella gran pantalla. Yo me salí de las sillas, empecé a tocar las barreras, empecé a tocar las tablas, empecé a tocar, vi las gradas, vi aquel graderío y me lo empecé a imaginar lleno de gente aclamándome. Cuando llegué a mi casa por la noche le dije a mi madre, mami, quiero ser torero. Y dice, tú estás loco, hijo, ¿de dónde vas a ser tu torero? Tú estás estudiando, ¿quién te ha comido la cabeza? No, no, quiero intentarlo, llévame a algún sitio. Y ella, dentro de lo que pudo hacerme, llevó a la Escuela Taurina de Manuel Benítez Pérez, El Cordobés, ¿no?, que se volvía a unir mi vida a decirle a un figurón del toreo y que hoy puedo decir a boca llena a mi padre. Entonces, ahí me empecé a hacer novillero con los demás chavales, empecé a jugar al toro, empecé a sentirme distinto, porque ser torero, ante todo, es sentirte distinto. Cuando te llama el toro, tú notas que es algo diferente, ¿no? Ser torero no es una cosa muy normal, al principio empiezas jugando, luego te das cuenta de que ser torero es una hazaña, una hazaña maravillosa, pero es una hazaña, para muy pocos elegidos y muy respetadas por todos los que lo han intentado y han querido ser y no han llegado. Yo, siempre que me he vestido de luces, me he vestido en homenaje a esas personas que muchas veces han estado vestidas de plata detrás mía, ayudándome en muchos ruedos y pensando que yo era un privilegiado por estar vestido de oro, pero que ellos no eran mucho menos por no llevar los alamares que yo llevaba, que eran toreros igual que yo. Pues, bueno, ahí empecé un poco, como os digo, a querer soñar con ser torero y con la suerte de que mis mentores coincidían que eran los banderilleros de mi padre. Era Pepín Garrido, que había estado toda la vida en la cuadrilla de mi padre y fue quien empezó un poco a ayudarme en aquellos principios. Hice mis labores como novillero en la Escuela Taurina de Córdoba hasta que un día me pusieron en una vez cerrada y ahí empecé a torear becerros por todos lados, me anunciaba Manuel Díaz Manolo, porque, claro, tampoco tenía el valor de anunciarme 'El Cordobés', ni tampoco eso había salido a la luz, ¿no? Entonces, pues me acuerdo que Antonio Matas Cabello, que fue mozo de espadas de Zurito me dijo tú te llamas Manuel Díaz Manolo, y así me anuncié. Y bueno, pues empezó mi vida como torero. Empezaron las cosas bonitas, luego se pusieron un poco más feas, como en todo pasa en la vida, hay altos y bajos. Y para no hacerlo muy largo, pues resulta de que un día, después de pasar de novillero, con caballos y sin caballos, pasar muchas calamidades, como Miguel está aquí, los valles del terror, el Cienpozuelo, todo esto del valle de las corridas en las novillas duras, donde de verdad te forjas como torero, donde uno sale y no sabe lo que te va a salir por la puerta de chiqueros. Bueno, ahí hice también lo que es mi carrera. Y un día, pues caí en manos de un empresario sevillano, apoderado, Paco Dorado, que me firmó un contrato en una servilleta en un bar, que tuve que gastarme las únicas mil pesetas que llevaba en invitarlo a una cerveza y, además, la poca vuelta que sobró la tuve que dejar allí. Con esto digo como lo que yo pensaba en aquel momento, que me estaba pasando, ¿no? Y este hombre, pues fue el que volvió a darme esa ilusión. Me puse en una novillada, en Ayamonte, y ahí arrancó la historia de este 'Cordobés' que veis hoy aquí. En aquel momento me hice una fotografía, en la cual no tenía traje puesto y había un traje en una silla y ponía 'El Cordobés' vuelve sin apellido ni fortuna. Ahí empieza mi historia, empieza mi carrera. De ahí paso a ser un novillero, digamos, punterillo y me da la alternativa Curro Romero y el maestro Espartaco en Sevilla, el Domingo de Resurrección, o sea, algo que yo hacía unos años atrás ni hubiese pensado, ¿no? Ese día me acuerdo que tampoco las cosas rodaron como tenían que haber rodado. El toro de mi alternativa se llamaba 'Quitasuerte', a mí no me quito mucha porque fíjense dónde estoy, ¿no? Nunca me pensé llegar hasta aquí como profesional, puesto que parte de mi cruzada con torero era como defender la honestidad y la palabra de una madre. En eso me convertí, me convertí en un estandarte de defensa hacia lo más sagrado que puede tener un ser humano, que es una madre, ¿no?, o en lo que más puedes confiar en esta vida. Yo creo que es la única persona que de verdad uno puede confiar a ciegas hoy en día es en su madre, porque ni en su padre siquiera puede confiar, que eso lo digo yo, que lo sé de sobra, aunque se haya arreglado todo. Y ahí es lo que os digo, empezó una vida, empecé una lucha y empezó una forma de vida. Aquel día me acuerdo que mi hotel estaba lleno de gente, de amigos, de caras conocidas que siempre me han acompañado y, sobre todo, de personas que confiaron en mí y que me ayudaron a cumplir mi sueño, ¿no? En esta vida que he vivido con torero me he encontrado con momentos muy bonitos, compañeros que nunca olvidaré, gente que al final te ayuda y que te lleva a ser quien eres. Unos días porque te arrean y te hacen sacar las cosas que solamente ellos te pueden sacar que llevas dentro, y esos son tus compañeros los que sacan ese agarre y esa fuerza, ¿no? Aunque siempre tengo que deciros que siempre he querido triunfar con mi triunfo, no con el fracaso de los demás. Yo creo que cuando uno triunfa con su triunfo no necesita que nadie fracase para que tú destaques. Hoy en día estamos viviendo una época en la que todo el mundo quiere que los demás fracasen para destacar y creo que eso no es ni ético ni le doy valor, ¿no? No le doy valor a que la gente quiera que otros fracasen para destacar. Creo que siempre he intentado destacar con mis defectos, que han sido muchos y los he conocido que es lo importante, pero siempre he intentado ¿no? Y desearle siempre a mis compañeros lo mejor. Esto es una lucha digna, donde un hombre se enfrenta a un toro, donde tienes que estar dispuesto a perderlo todo por echar una moneda al aire una tarde, ¿no? Donde, como bien sabéis, ha habido compañeros que han caído hace poco en los ruedos, como Iván Fandiño, y que han estado dispuestos a dejar su vida por defender la vida de un animal, que es el toro bravo, ¿no? Por defender una forma de vida, por defender una cultura, por defender amar a un animal, amar una profesión, amar algo, ¿no?, que es distinto. Entonces, pues, lo que te digo, nosotros siempre, los toreros en nuestra vida, hemos estado dispuestos a eso, ¿no?, a dejarnos la vida en cualquier tarde sin saber qué pasa cuando te enfrentas a un animal. Vas a la plaza, te viste torero, te ríes, rezas, te aferras a lo que tú confías y para allá te vas, ¿no?, sin saber si vas a volver. Como ya digo, ha pasado a algunos compañeros, ¿no?, que honra y engrandece más todavía nuestra profesión y honra y engrandece más que haya una presidenta que defienda a los toros y defienda a los toreros como lo haces tú, Isabel. Eso nos honra y nos honra estar aquí contigo y que tú estés con nosotros, porque esa gente que ha dejado su vida no se la puede dejar olvidar. Esa gente han hecho algo muy importante que es seguir apoyando a la fiesta y dándonos fuerza y credibilidad, los que estamos aquí. Nada, deciros que el toro ha sido mi forma de vida durante estos años. Cuando el toro entra en una familia, toda tu familia se tiene que dedicar al toro. Es jodido, pero es así, eres muy egoísta, porque el toro es muy egoísta y hace que no puedas celebrar algunos días ni tu cumpleaños. Os lo tengo que hacer hablar toreando, como ha salido ahí una imagen que lo decía yo siempre en Burgos, en mi Burgos, que ha sido mi segunda patria taurina, ¿no? Estoy muy agradecido al toro, a lo que ha hecho el toro por mí. Me sacó de las calles, me convirtió en el hombre que soy hoy en día, en el padre que soy hoy en día. Creo que le esposo, con todos mis fallos y con todas las cosas que uno sigue aprendiendo y creciendo, pero sí me marcó un camino, ¿no? Me marcó un camino de ser fiel a algo, ser fiel a un estilo de vida, ser fiel a un compromiso diario cada vez que salía un cartel en el que estaba anunciado y tenía que dejar de hacer mis cosas por cumplir, por cumplir ese compromiso que al final me creaba yo mismo conmigo mismo, ¿no? Estoy muy feliz, estoy muy agradecido al Mundo del Toro porque el Mundo del Toro me ha enseñado a conocerme como persona y como hombre. En esta vida de lo que uno se puede sentir orgulloso es de conocerse porque si pasas por la vida y ni siquiera has sido capaz de conocerte, algo has hecho mal. El triunfo es aleatorio, viene y va, la fortuna viene, la fortuna, como yo digo, llegué a tenerla y hoy en día pues algo mantengo, he sido un poco inteligente en hacer las cosas en medio bien, aunque algún petardillo he pegado, cómo no, como todo el mundo. Y deciros que nada, que me siento feliz, que me siento orgulloso de que gracias al toro me he reconocido como ser humano, me he reconocido como persona, he podido reconocer la verdad de una madre gracias a esta profesión y, como bien conocéis todo y habéis visto hace poco, he podido tener la oportunidad de que un padre reconozca a un hijo. Porque hasta ahora un hijo sí había reconocido a un padre, pero un padre nunca había reconocido a un hijo. Y hoy en día creo que es más importante que yo sea el hijo de 'El Cordobés' que 'El Cordobés' sea mi padre, por lo menos lo que sentimos en familia, ¿no? Las cosas nunca llegan tarde, como este reconocimiento que me deis hoy aquí, en Madrid, creo que no ha llegado tarde. Estoy muy agradecido, muy feliz y, como bien he dicho, la historia ha sido muy larga. Espero seguir apoyando, Miguel, aquí me tienes incondicional para lo que haga falta. Sabéis que me tenéis, estoy dispuesto a seguir apoyando la fiesta, el mundo del toro, pero no solamente como profesional del toreo, sino como ser humano y como persona agradecido a lo que me ha dado todo lo que soy. Y deciros que nada, que creo que más merecido es el premio hacia vosotros, de toda la afición taurina, por lo que hacéis por la fiesta, por lo que hacéis por los toros, porque no es fácil la labor que hacéis, porque a veces tenéis que pelear con un montón de cosas en contra y destacar, que decís a boca llena que sois taurinos, y eso es muy importante para la fiesta en estos momentos en los que a veces nos vemos un poquito desamparados. Aquí me tenéis a corazón abierto. Quiero daros las gracias, quiero darles las gracias a mi mujer, Virginia, porque gracias a ti he podido culminar mi trayectoria como torero. Sabes que cuando me diagnosticaron que me tenían que poner las prótesis se me vino el mundo encima Tú has estado ahí a mi lado apoyándome y haciendo posible que yo pudiese despedirme del toreo de pie, y como siempre he vivido de pie, sin doblar las rodillas. A Tauroemoción, que están aquí compañeros algunos de esta última etapa, os doy las gracias también porque me habéis comprendido. Me habéis molestado a veces un poquillo, sois muy pesados con tantos vídeos. Yo no he hecho más vídeos en mi vida. O sea, cada día me más, haz un vídeo para no sé quién, para no sé cuánto sea. Yo ya hacía vídeos para todo el mundo. Creo que me he hecho vídeos a mí mismo. Pues nada, deciros Carlos Mercedes, gracias a todos por estar aquí. Espero que nos sigamos viendo. Presidenta, gracias de corazón. Que viva España, que viva nuestro partido de libertad, que es el que nos apoya y nos ayuda a nosotros, y que viva el toreo. Muchas gracias, señores, muchas gracias".
Partes
Relacionados