Ficha técnica
Mar Montoro habla del complicado momento de salud que vivió y por el que estuvo a punto de morir: "yo le decía a mi marido, así voy a morir, por una pastilla. Si fueran 15, 20, 30, pero una pastilla. Digo, tío, la verdad que triste. Que al final me asusté. Yo no esperaba un final más feliz". En cuanto a la repercusión que tuvo, añade: "pues es que sabes que no me esperaba que fuera. Yo primero no me considero tan importante como para que de repente haya... Yo lo compartí en mi red social porque, además, de manera totalmente... ¿cómo te digo? Que no me lo esperaba. Eso fue de manera inocente porque no sabía cómo agradecer a los sanitarios que ya nunca volveré a ver si me atendieron de primera instancia en mi casa y me salvaron la vida". En cuanto a la ansiedad que le ha generado el tema de 'La Oreja de Van Gogh' reconoce: "me generaba muchísima ansiedad, pero ya que hablamos de problemas de salud lo he pasado fatal, hasta el punto que decidí desconectar. Es decir, como bien dice Leire, lo que está bien es lo que dice ella, y lo dice muy bien, además, no necesita ningún portavoz, ningún representante, ni nada. Y sobre la Oreja de Van Gogh, pues también he desconectado porque, salvo en lo profesional, no tengo ningún trato personal con ellos". Total Mar Montoro: - Mar, no podemos faltar, ¿no? - Por supuesto. Estoy aquí como en mi casa. Me encanta la sala Galileo y me encanta venir a todo lo que organiza Querida Producciones. - ¿Cómo estás? - Pues bien, bien. Estoy con muchas ganas de vacaciones. La verdad no te veas tan mal. Efectivamente. - ¿Qué vas a hacer en verano? ¿Mucho jaleo? - Pues a ver, tengo un par de cosas de curro bastante importantes que esperaré a que pasen y ya cuando pasen ya me iré a mi casita de la playa a disfrutar, a desconectar y a ponerme morenita. - Tú mejor que nadie sabes lo que es que la vida te dé una segunda oportunidad, Mar. - Sí, mírate, más que esto me quita la plaquita de la alergia porque, digo, no me pega nada con el vestido. Pero sí, sí, qué importante. Bueno, a ver, nos lo podríamos haber ahorrado, también te lo digo, ¿eh? No. Pero a veces, pues eso, ver las orejillas a lo... te sirve para aprender un poco a valorar más el presente, a la gente, los momentos, los silencios, los abrazos, los te quiero, todas esas cosas que creemos que siempre están ahí, ¿no? Como nos creemos inmortales, ¿sabes? Es como, vale, yo siempre voy a estar, no, amigo, no. Nos hacemos mayores, ¿eh? Joder, qué triste. - Pero los titulares de Mar Montoro a punto de morir, ¿tú cómo lo llevaste? - Pues es que sabes que no me esperaba que fuera. Yo primero no me considero tan importante como para que de repente haya... Yo lo compartí en mi red social porque, además, de manera totalmente... ¿Cómo te digo? Que no me lo esperaba. Eso fue de manera inocente porque no sabía cómo agradecer a los sanitarios que ya nunca volveré a ver si me atendieron de primera instancia en mi casa y me salvaron la vida. - Te la salvaron literal, ¿no? - Fueron los que me estabilizaron en mi casa y fue una manera de dar las gracias tanto a ellos como al 12 de octubre, ¿sabes? - Y a tu hija, ¿no? - Hombre, a mi hija, por supuesto, pero a mi hija la puedo ver todos los días para darle las gracias. Que me hacía mucha gracia porque hubo algunos que me comentaban en redes... Sí, claro, en el hospital, con la raya del ojo pintada. La tengo tatuada. Ah, bueno. Yo me moriré divina porque tengo la raya del ojo tatuada. - Pero ¿pensabas que te morías de verdad? ¿Fue tan heavy para morir? - Sí, sí, sí, sí. Yo le decía a mi marido, así voy a morir, por una pastilla. Si fueran 15, 20, 30, pero una pastilla. Digo, tío, la verdad que triste. Que al final me asusté. Yo no esperaba un final más de feliz. - Y te despediste, llegaste a despedirte mal. - Soy un poco drama queen. No, la verdad es que en ese momento no te da por despedirme. Mira, yo lo único que recuerdo es que no. Porque a mí me dio una gozada se te lo cuento, porque yo estaba, yo tenía delirios. Pero yo lo único que recuerdo es que no quería que mi hija me viera así. Era como de que la niña se vaya, la perra estaba muy pesada también. Y yo decía que la niña se vaya corta con la perra, no sea que me vea así. Y yo, todo está bien, todo está bien, pero es lo único que recuerdo. Y al resto ya son todo como clases de, no sé, todo muy... Trambólico, ¿no? Pasaron cosas, para como, es que son cosas muy íntimas, ¿no? De repente, cuando te quitan la camiseta y hay un pelotazo así. No sé, estaba como me miraba así, y miraba al enfermero y nadie acercó. Era como, ¿de qué está pasando? Era como todo muy... Era todo muy rápido. Y luego mi preocupación era cómo iban a poner, cómo iban a meter la camilla en el ascensor. Pero si la camilla no cabe en el ascensor, fíjate cómo estaba la cabeza, ¿sabes? Todo se vuelve muy difuso y piensas, realmente piensas toncherías. Yo creo que el día que te mueres no te enteras de nada, realmente. Todo el cuerpo se encarga de generarte una serie de endorfinas y de movidas que no te enteras, realmente. - Oye, te quiero preguntar, que salió un título ayer el otro día también. La oreja de Van Gogh, ¿dijiste...? - Ay, no voy a hablar de la oreja de Van Gogh. No, en serio, es que no sé nada de la canción. - ¿Dijiste que tenían ya canciones preparadas para volver? - A mí casi me cuesta una enfermedad toda esta movida de la oreja. Primero por mi amistad con Leire, que iba súper... Iba acojonada porque no quería poner en peligro mi amistad con Leire. - Ah, ¿sí? - Ella no se me generaba muchísima ansiedad, pero ya que hablamos de problemas de salud lo he pasado fatal, hasta el punto que decidí desconectar. Es decir, como bien dice Leire, lo que está bien es lo que dice ella, y lo dice muy bien, además, no necesita ningún portavoz, ningún representante, ni nada. Y sobre la oreja de Van Gogh, pues también he desconectado porque, salvo en lo profesional, no tengo ningún trato personal con ellos. Entonces, no sé nada de Amaia, no sé nada de los chicos...
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