Ficha técnica
Antoñita, una de las monologuistas de 'Orgullo de vieja' nos cuenta su dura vida: "yo he sido maltratada, así que el día que se fue, vimos el cielo abierto". Confiesa que este proyecto ha sido algo que no buscaba: "yo no pensaba haber hecho esto, pero fue mi hermana la que me metió a mí aquí. Yo estaba muy triste porque se me fue mi marido, pero no al cielo, se fue con otra". Total Antoñita: - Qué bonito, ¿no? - Qué bonito este apoyo y que tenemos que estar. Estamos muy nerviosas y muy contentas. Sí, muy nerviosas y muy contentas. Yo, la verdad, yo no pensaba haber hecho esto, pero fue mi hermana la que me metió a mí aquí. Yo estaba muy triste porque se me fue mi marido, pero no al cielo, se fue con otra. - ¿Ah, sí? - Sí. Estaba yo muy triste. Y esto me ha dado vida. Soy viuda de hombre vivo. Porque para mí está muerto y enterrado. Hace muchos años. Bueno, y - ninguna vieja sin queja. Hay que gritar, ¿no? - ¿Una vieja sin queja? ¿Se le diste el cartel? Sí. ¿Sin queja tiene? ¿Sin queja? Yo tengo mucho sed. Yo soy la que más monólogo dice. Así que fíjate. - Y también que da igual la edad, pero hay que seguir trabajando y reivindicar. - Hombre, y los monólogos son muy buenos para la memoria. Ni grabo de paz, ni nada. - Y queda poco para el Día de la Mujer. También es muy importante reivindicarlo, ¿no? - Ah, sí. Sí, el día 8 cantó yo una canción de la Mujer muy bonita. Sí, que sacó la letra mi hijo, porque mi hijo es cantautor. Y sacó la letra, y la música la saqué yo. Y era una canción muy bonita de la Mujer, la canción. - ¿Qué queréis retransmitir con este mensaje? - Hombre, porque va a eso, de que la Mujer antes era una esclava de su marido, y ahora ya los tiempos han cambiado, y ahora nosotros nos hemos espabilado, y ya estamos trabajando. Y a los maridos les decimos que tiene que ayudar también en la casa, y sin embargo antes no, antes nos educaban para cuidar a los hijos, para tener hijos, para esto, y eso dice la canción. Que ahora están viviendo ellas, porque después de todo lo que han pasado en la vida, esto es como una energía que las... Le han sacado de su zona de confort. - Y ahora también la Veneno con la placa. - Sí, verdad. Bueno, pero eso hay que acabar con todas estas cosas, y la gente tiene que ser un poco más tolerante, y que aquí hay sitios para todos, cariño. Para todas las clases de personas, y cariño. Cada uno tiene que ser libre de elegir la vida que quiere, pero yo creo que esas personas habrían que tratárselo, porque la persona que es feliz y está a gusto consigo mismo, no es capaz de recurrir a hacer esas barbaridades, sino que apoya y empatiza con toda la gente de sus alrededores. - ¿Usted la ha pasado también muy mal, señora? - Yo sí, mi alma, yo la he pasado fatal. Porque mi marido era policía. ¡Hijo mía de mi vida! Es que me emociono cada vez que... Porque es que yo a la porra la he probado en todos lados. Porque me ha pegado mucho. A la porra la he probado yo en todos sitios. Cogía a un preso. Y cuando dice que está bien, había terminado de escribir. Cuando ya veía al preso, salí por la puerta. A la llegada me llegaba cabreado. Y salía para darme porrazo. Porque se había ido él. Y me daba que no vea tú. Qué pica eso, niña, que me llevaba tres días rascándome. Ahora me metía en el cuarto, me tendía en la cama. Tengo cuatro hijos, los cuatro, todos chiquitillos. Se ponían a llorar detrás de la puerta. Me tendía en la cama y salía para pum, pum, pum, pum, pum. Pero vamos, sin motivo, ¿eh? Cuando llegaba del servicio. Y ahora abría la puerta, veía a los niños llorando, que no pasa nada, que lo que estoy hablando es con mamá, que estoy hablando con mamá, que no pasa nada. Yo he sido maltratada, pero vamos maltratando. Así que el día que se fue, vimos el cielo abierto, hijo, el día que cogió su maletín. Cómo lo sabe, cómo lo sabe, que cuando él se fue, ya que mis hijos eran mayorcitos, me apunté a teatro, me apunté a la copla, me apunté a un coro, a flamenco, me apunté a todo lo que podía. - Y ahora le vamos a buscar un novio. A Juan y medio. - No, si fui, si fui a Juan y medio. Porque mi hija ha llamado. Me llamó, pero en vez de ir yo, me llamaron diciendo que iba a salir un señor. Mira y no me dio un hombre. Digo, mira, no está mal. Digo, pues sí, todos los días me llamaba el hombre, todas las noches. Dijeron de ir allí a conocerlo. Pero mi hija, me dieron un tullío. - Dice que cuando llegó el hijo, dice, este es el que me manda. Dice, ¿puedo montarle el taxi otra vez y que se vaya más a su casa? - Sí, claro, porque mira, la primera vez que vino... - Ha sido muy valiente a contar todo lo que ha dicho, señora, de verdad. - Ha sido... Porque el primer día que se bajó del taxi... Ya venía un poquito. Vale, vale. - ¿Cómo se llama? - Antoñita. Antoñita.
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