Julia Otero confiesa que no le gusta exhibir demasiado los cinco Premios Ondas que ya tiene

Julia Otero confiesa que no le gusta exhibir demasiado los cinco Premios Ondas que ya tiene: “en una estantería, discreta, en una zona en la que la gente que viene a mi casa no tiene por qué verlos”. La periodista cuenta el gran choque que fue para ella recibir el primero en el 89, cuando tan solo un año antes ella estaba en la calle entrevistando a los ganadores: “cuando recibí el primero fue en el 89 y hacía un año que yo había estado aquí siendo vosotros, entrevistando a quienes habían recibido el premio ondas”. Ha hablado de la importancia de atraer a los jóvenes a la radio ante las distintas opciones de entretenimiento existentes a día de hoy: “tenemos que ser capaces de atraer a la radio generalista a una generación que se ha acostumbrado no a escuchar o ver lo que ponen, sino a hacerlo cuando les parece bien y cuando tienen ganas”. También ha hablado de la autocensura de los periodistas, y confiesa que es algo que todos hacen alguna vez, pero que existen unos límites que un profesional no debe cruzar si no quiere perder su prestigio: “pero si quiere tener credibilidad ese periodista está obligado a no traspasar líneas rojas que no acaban con sus principios como periodista”. “nos hemos autocensurados todos alguna vez”. Confía en que su programa ‘el gabinete’ siga funcionando durante muchos años más si se mantiene su esencia: “con esos mimbres funcionaba en el 91, en el 2000 y debería funcionar en el 2040”. Total Julia Otero: - … podemos aprovechar y convertir en sinergia lo que parece la máxima competencia, que son las redes sociales. Yo lo intento todas las tardes desde hace varias temporadas. Yo apuesto mucho por la radio. El oyente de radio es difícil que nos abandone. Eso sí, tenemos que ser capaces de atraer a la radio generalista a una generación que se ha acostumbrado no a escuchar o ver lo que ponen, sino a hacerlo cuando les parece bien y cuando tienen ganas. El podcast está ahí, es una posibilidad de futuro que hay que potenciar. Y hay que buscar cómo acercarse a ellos. No lo estamos haciendo demasiado, la radio tiene que sentarse a reflexionar sobre su futuro. Que los jóvenes pasen de la radio porque están en Spotify es un peligro que tenemos que hay que conjurar con decisiones inteligentes. - Y en un momento como ahora en el que se habla de la autocensura de los propios profesionales, ¿cuál crees que debe ser la actitud de los medios y los periodistas? - Yo creo que a los periodistas no se les puede pedir que sean héroes. Trabajan para medios y los medios tienen derecho a tener sus líneas editoriales. A un periodista no le puedes pedir que se plante ante directrices que el medio tiene derecho a tomar. Pero si quiere tener credibilidad ese periodista está obligado a no traspasar líneas rojas que no acaban con sus principios como periodista. - ¿Nos estamos autocensurando más que antes? - Nos hemos autocensurados todos alguna vez. Ese también es un peligro que hay que conjurar. Hay que estar dispuestos a recibir bofetones. En tiempos de odio y de haters y de indocumentados hay que estar dispuesto a que te partan la cara si aprendes a que eso no te condicione. - ¿Qué diferencia encuentras entre el gabinete de Almudena grandes al actual? ¿cómo ha cambiado España? - En estas décadas España ha cambiado enormemente. Cuando empezamos el gabinete Pujol era un hombre de estado, que apoyaba los presupuestos y los gobiernos de Madrid. Y cuando empezamos no había ni teléfonos móviles, estamos en otro mundo. Hay una cosa que no debe cambiar, que es que personas distintas con puntos de vista distintos puedan sentarse a hablar, esa era la esencia de el gabinete. Gente con rigor y capacidad dialéctica con solvencia intelectual. Con esos mimbres funcionaba en el 91, en el 2000 y debería funcionar en el 2040. - Hace un momento hablabas de los haters. ¿crees que España está en un ambiente ‘guerracivilista’ como no estaba cuando empezaste? - Siempre ha habido momentos de crispación. Tendemos a pensar que en momento en el que estamos todo es más grande o importante. Yo recuerdo los años de la crispación. Hay que desdramatizar y tender a pensar que los ciclos se suceden y que este no tiene por qué ser diferente a otros. Hay indicadores preocupantes, la extrema derecha y compañía, pero no quiero perder de todo la esperanza en el ser humano. - Ya que tienes 5 ondas, ¿dónde vas a colocar el quinto? - Al lado de los otros, es una manada. El primero era el viejo, en el 89, un caballito muy pequeño de plata. Ese es el jefe del grupo, y detrás los otros cuatro. - ¿Y dónde están? - En una estantería, discreta, en una zona en la que la gente que viene a mi casa no tiene por qué verlos porque… - Eres humilde. - No sé si humilde pero me da cosa. No soy exhibicionista. Pero a los amigos sí los llevo a verlos. - ¿Desde que recibiste el primero qué diferencias hay con este último? - Cuando recibí el primero fue en el 89 y hacía un año que yo había estado aquí siendo vosotros, entrevistando a quienes habían recibido el premio ondas. En un solo año pasar de entrevistar a los premiados a ser una de ellos, fue un choque. La ilusión enorme, pero tanto entonces como ahora tengo claro que se basa en el curro pero que no significa nada, que al día siguiente hay que hacer un programa y si no funciona no hay empresa que te contrate. Solamente funciona si sigue el trabajo de muchas horas.