Ficha técnica
Amparo Larrañaga asegura que todos los hermanos están muy unidos: "nosotros, a lo mejor, hablamos mucho de nuestro trabajo, pero sí que es verdad que tenemos una bonita, preciosa relación. Los hermanos, sobre todo. Somos socios, amigos, y digo, siempre teniendo hermanos, ¿quién quiere amigos? Hay una gran e importante relación entre nosotros". La actriz agradece a Ana Escribano, exmujer de su padre, el haber fortalecido siempre el vínculo de su hermana Paula con el resto de la familia: "su madre, porque incluso ya separada, adoraba a mi padre. De hecho, llevaba una fotocopia de su carné en la cartera. Lo sigue llevando. Ana escribano ha sido ese ejemplo de querer estar ahí. Venga, la relación con los hermanos, de siempre queriendo a mi padre, potenciando ese recuerdo. De hecho, mi padre no quiso que su hija tan pequeña le viera enfermo, cuando estuvo enfermo, y entonces decidió que el último recuerdo que iba a tener mi hermana con cuatro años y poco, era en sus rodillas con el árbol de navidad puesto. Así que, sí". En cuanto a si seguirá sus pasos: "bueno, ella es muy lista y ella está estudiando en la universidad y ha dicho yo me lo voy a tomar tranquilamente. De momento voy a estudiar y ya veré. Y claro, me dicen, entonces, ¿no se perderá la siguiente generación? Digo, no, es la misma, pero yo tengo 62 y mi hermana 18, pero claro, la edad hace que la gente se confunda. La generación que se va a perder no para el teatro, porque están dentro, en lo que no se ve detrás, mis sobrinos, mis hijos, etc. No, lo que se va a perder es en el escenario a lo mejor. La generación de los hijos míos y de mis hermanos, eso sí. Pero que paula es de nuestra generación de hijos y somos hijos de mi padre todos, ¿no? Está totalmente. Entonces quizá haya un salto porque ni mi hijo, ni mis hijos, vamos, ni el hijo de mi hermano se dedican a esta profesión, pero a la interpretación. Pero están todos con nosotros ahí detrás". Amparo Larrañaga felicita a Terelu Campos por haber dado el paso de subirse a un escenario: "yo creo que esto es maravilloso, porque aquí no hace falta nada. Hay que valer para pisar un escenario, y todo el mundo tiene derecho a subirse y hacerlo. Puedes funcionar mejor o no. Esto está abierto, aquí no hay elitismo de ningún tipo. Si tú subes a un escenario y lo haces bien, tienes todo el derecho del mundo". Sobre el peor momento que recuerda dentro de la profesión: "cuando me operaron del corazón. O sea, el corazón de pronto, estrenando Laponia con un éxito bestial, bueno, tengo la tensión alta y mi médico, el doctor panizo, me dice "hay algo ahí que no me cuadra". Me hizo un miocardio y me dijo "tengo que darte un disgusto tremendo. Tienes una insuficiencia mitral severa, no puedo esperar. Tienes que irte al cirujano". Me recomendaron a Alberto Forteza, que es magnífico y, bueno, afortunadamente tuve médicos muy tranquilos y dos meses después estaba haciendo Laponia otra vez". Larrañaga presenta en Madrid 'Victoria': "la historia es que los autores de esta obra, que son los mismos de Laponia, es verdad que cuando yo le dije a Cristina, a Cristina Clemente y a Marc Angelet, nos gusta tanto esta función, nos gustan tanto estos personajes, ¿sería posible hacer una obra que no tuviera ninguna referencia a la anterior, que cualquiera que la vea no tiene por qué haber visto Laponia y que sean como personajes nuevos? Y dijeron vamos a intentarlo y les ha salido una joyita. La primera sucedía en Laponia, esta sucede en Madrid, los niños tienen 10 años más, en vez de padre hay madre, las situaciones son distintas y trata sobre eso. Ese momento en que los hijos, tenemos que dejar que se equivoquen o que no se equivoquen, sueños que nosotros tuvimos y que no pudimos cumplir y que vemos que los hijos los pueden cumplir, pero todo a través de una comedia feroz que sucede durante un partido de fútbol. Un mundial". Total Amparo Larrañaga: - Bueno, pues a pocos días del estreno, ¿cómo enfrentaste este momento? - Bueno, como siempre. Con la intriga de saber qué hemos hecho, con el nervio de saber si va a gustar, si vamos a hacer reír sobre todo, porque la comedia exige esa respuesta inmediata del público, y aquí en esta burbuja donde ensayamos, pues no sabemos muy bien qué ha pasado. O sea que siempre es muy emocionante. - Has pasado el frío de la montaña que te vi la última vez aquí al calor de un salón. - Sí, sí, por supuesto, a julio. Hemos pasado de los 3.000 metros a pisar tierra, a Mónica, que es tierra pura y dura. - Cuéntanos un poquito, ¿cuál es la historia? - Bueno, la historia es que los autores de esta obra, que son los mismos de Laponia, es verdad que cuando yo le dije a Cristina, a Cristina Clemente y a Marc Angelet, nos gusta tanto esta función, nos gustan tanto estos personajes, ¿sería posible hacer una obra que no tuviera ninguna referencia a la anterior, que cualquiera que la vea no tiene por qué haber visto Laponia y que sean como personajes nuevos? Y dijeron vamos a intentarlo y les ha salido una joyita. La primera sucedía en Laponia, esta sucede en Madrid, los niños tienen 10 años más, en vez de padre hay madre, las situaciones son distintas y trata sobre eso. Ese momento en que los hijos, tenemos que dejar que se equivoquen o que no se equivoquen, sueños que nosotros tuvimos y que no pudimos cumplir y que vemos que los hijos los pueden cumplir, pero todo a través de una comedia feroz que sucede durante un partido de fútbol. Un mundial. - Y hay más sorpresas con tu hijo en la ficción. ¿Has cogido algo de tu papel de madre para hacer este papel de madre aquí? - Bueno, yo creo que tanto Marc como Cris, sobre todo Cris porque Cris es verdad que ya me dirigió o codirigió junto con Sergi Belbel, Fitzroy, pues no sé, me han dedicado Hay una parte dedicada a mí, a mi Amparo Larrañaga, que es un poquito esa cosa que tengo yo de cuidadora, doctora de la familia. Entonces es una cosa que podemos entender solo nosotros, pero sí que es verdad que sin tener nada que ver con Mónica, que es una vendedora de lotería, yo soy una persona que trabaja en algo vocacional, que le gusta, emocionante, y, además, me ha ido muy bien, pero sí que es verdad que yo creo que en las familias hay algún punto en el que se identifican siempre. Es así. - Aunque bueno tú has tenido dos hijos muy diferentes, en el sentido de la edad. Dos generaciones muy diferentes, ¿has notado esa diferencia entre los dos? - Imagínate Tengo un hijo de 43 años y otro de 26. O sea, he sido madre toda la vida, cuando terminaba con uno, empezaba con el otro. Con respecto, imagínate a las generaciones. El mayor es de una manera que no tiene... Y el otro, vamos, nada que ver. Pero sobre todo yo. Es que, claro, yo con 20 años tenía una energía que acababa con el mundo y cuando empecé con 35, y el día que me venía del hospital con el niño me dio un bajón. Esa depresión pequeña me duró el trayecto del hospital a casa porque luego no te da tiempo. Pero dije, ¿qué hago yo ahora? Empezar de cero trabajando con todo y con un... Y sí que es verdad que notas que eres mucho más responsable como madre por la edad, pero a la vez estás más cansada, claro, lógicamente. - ¿Y cómo te enfrentas ahora a lo del cansancio? Porque actuar con el público es cansado, hay un feedback. Bueno, la memoria que tenéis que me impresiona muchísimo cada vez que decís un texto, ¿cómo consigues mantenerte o es el público quizá que te da esta energía? - Es que el teatro da mucha energía. Bueno, el teatro no, el directo. Es decir, está en tu mano, es verdad. O sea, hacer un buen trabajo en cualquier, da igual el cine, la tele, pero claro, dentro de que aquí es una labor de equipo igual, porque estar el director y los técnicos, no hay que olvidar que todo el mundo hace un trabajo. Pero aquí sí que es verdad que no hay un corte entonces, claro, hay una cosa en el directo muy viva, muy de sesión de CrossFit, que requiere una energía, sobre todo la comedia, muy fuerte, muy fuerte, muy feroz, y entonces esa hora y media que parece como que es de lo más agotador que te puedes imaginar, pero yo no sé Yo creo que es un miedo tan estimulante que enfermo, con dolores, de la manera que sea, tú sales y lo haces, porque luego está el público que hay que agradecer, que es que se levantan de su sillón, se cogen un transporte en una ciudad imposible de tráfico de obras, etc., y se vienen a verte, ¿no? Entonces, eso lo merece todo. - Amparo, y claro, ¿tienes algún recuerdo de cuál fue la vez que más tuviste que sobreponerte para actuar? ¿Qué te había pasado? - Sí, bueno, cuando me operaron del corazón. O sea, el corazón de pronto, estrenando Laponia con un éxito bestial, bueno, tengo la tensión alta y mi médico, el doctor Panizo, me dice "hay algo ahí que no me cuadra". Me hizo un miocardio y me dijo "tengo que darte un disgusto tremendo. Tienes una insuficiencia mitral severa, no puedo esperar. Tienes que irte al cirujano". Me recomendaron a Alberto Forteza, que es magnífico y, bueno, afortunadamente tuve médicos muy tranquilos y dos meses después estaba haciendo Laponia otra vez. - Con dolor y todo. - No, no, no me dolía. Lo que pasa es que yo creo que hay una cosa que tenemos que pensar siempre. Cuando tú te operas de cualquier cosa, afortunadamente a mí el corazón no me había afectado, solo era la válvula, te abren el pecho, te para el corazón, te abre en el esternón Es decir, que requiere una cicatriz. El cuerpo hace un trabajo, un trabajo extraordinario y muy grande para curarte. Pero luego yo no le di el tiempo necesario a mi cuerpo para recuperarse de eso, pero porque era así. Y luego estuve cuatro meses fantástica y cuando ya cogí vacaciones, no me lo creía. Pero si es el momento quizá de más cansancio que yo he tenido o cuando nació mi hijo pequeño, que al mes de nacer estaba ya en un escenario subida. - Bueno, tú dices de la energía, pero si tu madre sigue también en activo, ¿cómo puede ser? - Bueno, con 84 años. Ya se quiere retirar, ya amenaza. Yo creo que ya lo que le cuesta son más las giras o le cuesta más aprenderse un texto nuevo, pero mientras le dure esto, es que le encanta. Le da mucha vida y le hace moverse y salir. El problema de las generaciones de mi madre, sobre todo, es que la mayor parte de sus gentes, sus amigos, ya no están. Entonces, claro, pues se refugian en qué, pues en los hijos, en su... Claro, entonces, en un momento dado, mi madre que empezó con 14 o 15 años a trabajar, con 84, sigue al pie del cañón, pues ya quiere irse, es normal, pero no lo tengo yo tan claro. O a lo mejor quiere decir de vez en cuando hago una pequeña cosa, bajar el ritmo. - También hay que bajarlo - Hay que bajarlo, sí, sí, sí. - Mira que me sorprendiste la última vez que te vi que me hablabas de tu hermana Paula, además ya la hemos visto en un reportaje preciosa. ¿Cómo está? Y sigue teniendo ese gusto por las tablas, ¿va a seguir adelante con el mundo del espectáculo? - Bueno, ella es muy lista y ella está estudiando en la universidad y ha dicho yo me lo voy a tomar tranquilamente. De momento voy a estudiar y ya veré. Y claro, me dicen, entonces, ¿no se perderá la siguiente generación? Digo, no, es la misma, pero yo tengo 62 y mi hermana 18, pero claro, la edad hace que la gente se confunda. La generación que se va a perder no para el teatro, porque están dentro, en lo que no se ve detrás, mis sobrinos, mis hijos, etc. No, lo que se va a perder es en el escenario a lo mejor. La generación de los hijos míos y de mis hermanos, eso sí. Pero que Paula es de nuestra generación de hijos y somos hijos de mi padre todos, ¿no? Está totalmente. Entonces quizá haya un salto porque ni mi hijo, ni mis hijos, vamos, ni el hijo de mi hermano se dedican a esta profesión, pero a la interpretación. Pero están todos con nosotros ahí detrás. - Leíamos en el reportaje de tu hermana que al final perdió a su padre con cinco años. ¿Le habéis mantenido quizá vosotros el recuerdo? ¿Le habéis hablado de él? Pregunta sobre él, ¿no? - No, y su madre. Su madre, porque incluso ya separada, adoraba a mi padre. De hecho, llevaba una fotocopia de su carné en la cartera. Lo sigue llevando. Ana Escribano ha sido ese ejemplo de querer estar ahí. Venga, la relación con los hermanos, de siempre queriendo a mi padre, potenciando ese recuerdo. De hecho, mi padre no quiso que su hija tan pequeña le viera enfermo, cuando estuvo enfermo, y entonces decidió que el último recuerdo que iba a tener mi hermana con cuatro años y poco, era en sus rodillas con el árbol de Navidad puesto. Así que, sí. - Bueno, y eso ya ha terminado, dos preguntillas. ¿Estas reuniones familiares, como son, como vosotros todos actores, hay intensidad en el ambiente? ¿Cómo es juntarse en una familia de actores? - Pues es bastante normal. Yo, cuando veo películas y cosas, digo, ¿ves? Esto es lo peor. Nosotros, a lo mejor, hablamos mucho de nuestro trabajo, pero sí que es verdad que tenemos una bonita, preciosa relación. Los hermanos, sobre todo. Somos socios, amigos, y digo, siempre teniendo hermanos, ¿quién quiere amigos? Hay una gran e importante relación entre nosotros. - Una pregunta, tú eres de una familia de actores, actores y más actores, y gente como Terelu, que estuve otro día con ella, que presenta la obra, que se metan en el mundo de la actuación. ¿Te parece bien, te parece mal? - No, yo creo que esto es maravilloso, porque aquí no hace falta nada. Hay que valer para pisar un escenario, y todo el mundo tiene derecho a subirse y hacerlo. Puedes funcionar mejor o no. Esto está abierto, aquí no hay elitismo de ningún tipo. Si tú subes a un escenario y lo haces bien, tienes todo el derecho del mundo. - Recuérdame, las funciones. ¿Cuándo vais a estar aquí en el Teatro Fígaro? ¿Cuánto tiempo? ¿Qué sabes? - Hoy hacemos el pase de amigos, hoy jueves, y el viernes. O sea, estrenamos el viernes 17 de octubre, y lo que la gente nos quiera. - Mucha mierda. - Gracias, que bien. Imágenes de Amparo Larrañaga durante la presentación de la obra de teatro 'Victoria'.
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